Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado y dieta

14-12-2023
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El esófago, el estómago y los intestinos grueso y delgado, ayudados por el hígado, la vesícula biliar y el páncreas, convierten los componentes nutritivos de los alimentos en energía y descomponen los no nutritivos en desechos para ser excretados.

En el intestino delgado hay una gran cantidad de mecanismos de defensa para que no proliferen las bacterias, como el movimiento del propio órgano, las enzimas pancreáticas, los ácidos gástricos o la válvula ileocecal, que es una barrera física al final de este túnel digestivo que impide que se regurgite materia fecal o que la flora bacteriana del colon vuelva al intestino delgado.

Sin embargo, cuando el equilibrio entre estas barreras físicas y químicas se rompe proliferan las bacterias y se produce un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO).

El SIBO se define como la presencia de un número excesivo de bacterias en este órgano, que causa síntomas gastrointestinales como gases, distensión abdominal, diarrea y dolor.

El enfoque terapéutico con antibióticos va orientado a corregir este sobrecrecimiento bacteriano. No obstante, es importante un tratamiento coadyuvante a los antibióticos que se focalice en tratar la causa que ha provocado el SIBO, gracias al uso de enzimas digestivas, fármacos y probióticos para restablecer el equilibrio de la microbiota.

La mayoría de personas con síndrome del intestino irritable(SII) o SIBO asocian sus síntomas con la alimentación y muchos pacientes alivian sus síntomas evitando ciertos alimentos o utilizando dietas de eliminación.

Una dieta de eliminación implica eliminar múltiples alimentos de la dieta habitual, seguida de un periodo de reintroducción de estos alimentos, para determinar sus sensibilidades alimentarias personales.

La dieta de eliminación más ampliamente estudiada para el SII o SIBO es la dieta baja en FODMAP, es decir, una dieta baja en carbohidratos fermentables. FODMAP, por sus siglas en inglés, significa oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables.

Estos son tipos de carbohidratos de cadena corta (azúcares, almidones y fibra) que se encuentran en una variedad de alimentos (figura 1.) que se absorben mal en el intestino delgado y absorben agua y fermentan en el colon.

Cuando los FODMAP llegan al colon (intestino grueso), las bacterias fermentan estos azúcares y los convierten en gases y productos químicos. Esto estira las paredes del colon, causando distensión abdominal, calambres, dolor y cambios en los hábitos intestinales.

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Figura 1. Alimentos con elevado y bajo contenido en FODMAPs. Fuente: Nutr Clin Med 2016

Existen tres fases en la dieta baja en FODMAPs: eliminación, reintroducción y personalización:

Durante la fase de eliminación, que dura de 2 a 4 semanas, todos los FODMAP se eliminan de la dieta.

Si los síntomas mejoran significativamente con la fase de eliminación, los pacientes comenzaran la fase de reintroducción, donde se agregan grupos de FODMAP de uno en uno, monitoreando la recurrencia de los síntomas.

Una vez que se determina qué FODMAPs causan síntomas, muchos pacientes evitan estos alimentos, pero siguen ingiriendo otros FODMAP de forma regular. Esto permite la mayor diversidad nutricional posible.

Seguir este plan de dieta bajo en FODMAP desarrollado de forma individual no cura el SIBO o el SII, pero puede conducir al control de los síntomas y una mejor calidad de vida.

Los alimentos bajos y altos en FODMAP deben tenerse muy en cuenta y el tamaño de la porción del alimento que se consume también es importante. Por ello, se recomienda trabajar con un dietista-nutricionista durante las fases de eliminación y reintroducción.

Cabe destacar que es imprescindible leer las etiquetas de los alimentos envasados para asegurarse de que no tengan ingredientes con alto contenido en FODMAP, como por ejemplo el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, trigo, cebolla, ajo, entre muchos otros.

En definitiva, la dieta baja en FODMAP fue concebida hace aproximadamente 10 años por investigadores australianos y es la dieta de eliminación que se considera más eficaz para tratar los síntomas relacionados con el SIBO. La evidencia no es concluyente hasta el momento, pero parece ser que el tratamiento antibiótico, una dieta baja en FODMAP y el uso de probióticos puede mantener controlada esta enfermedad.

Alejandro Monzó Elvira. Dietista-Nutricionista. COL. CV01348