¿Sufres molestias digestivas, acidez o ardor estomacal y te han diagnosticado una úlcera? Saber qué comer puede marcar la diferencia entre mejorar o empeorar tus síntomas. En esta guía completa sobre menús para úlcera de estómago, encontrarás ejemplos de comidas para una persona con úlceras, listas de alimentos recomendados y prohibidos, y consejos prácticos para diseñar tu propia alimentación para úlcera gástrica sin complicaciones.
Tanto si te enfrentas a esta condición por primera vez como si llevas tiempo conviviendo con ella, una dieta adecuada puede ayudarte a proteger la mucosa gástrica, aliviar las molestias y favorecer la cicatrización. Aquí aprenderás a crear un menú para úlcera gástrica equilibrado y terapéutico, con recetas suaves y fáciles de digerir, ideales también para quienes siguen una dieta blanda para el estómago.
Y si necesitas una atención personalizada, te acompaño desde la experiencia clínica con un enfoque profesional, humano y efectivo.
Una úlcera de estómago, también llamada úlcera gástrica, es una lesión abierta en el revestimiento interno del estómago. Se produce cuando existe un desequilibrio entre los ácidos gástricos que ayudan a digerir los alimentos y las defensas naturales de la mucosa que protegen la pared estomacal. Este daño puede deberse a múltiples causas, siendo las más frecuentes:
La infección por la bacteria Helicobacter pylori, muy común en la población.
El uso prolongado de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como ibuprofeno o aspirina.
Factores como el estrés crónico, el tabaco, el alcohol o una alimentación irritante.
Aunque cada persona puede experimentarlos con diferente intensidad, los signos más frecuentes incluyen:
Dolor o ardor en la parte superior del abdomen, especialmente entre comidas o por la noche.
Sensación de plenitud temprana, pesadez o hinchazón abdominal tras comer.
Acidez, reflujo gástrico, náuseas o incluso vómitos en casos más intensos.
Más allá de los medicamentos, el enfoque nutricional adecuado puede marcar un antes y un después. Un menú para úlcera gástrica bien estructurado y adaptado a la situación digestiva del paciente ayuda a:
Reducir la secreción de ácido que agrava la lesión.
Evitar alimentos que irriten o inflamen la mucosa estomacal.
Aportar los nutrientes necesarios para la reparación del tejido dañado.
Prevenir recaídas o cronificación del problema digestivo.
Por eso, los menús para úlcera de estómago no son dietas genéricas: deben ser personalizados, suaves, equilibrados y basados en alimentos bien tolerados que promuevan la sanación y el bienestar digestivo.
La dieta para una úlcera no es restrictiva por capricho, sino estratégica. Estos son los cuatro pilares que la sustentan:
Proteger la mucosa gástrica Se priorizan alimentos suaves, sin textura abrasiva ni efectos irritantes. Las cocciones deben ser suaves (hervidos, vapor, papillote), y se evitan los alimentos muy fibrosos o condimentados.
Reducir la secreción ácida Es fundamental evitar estímulos que aumenten la producción de ácido, como el café, el alcohol, los picantes o las comidas copiosas. Una dieta equilibrada, fraccionada y calmada ayuda a regular esta secreción.
Aportar nutrientes regeneradores Proteínas de buena calidad, vitaminas como la A, C y E, y minerales como el zinc son claves para ayudar a regenerar el tejido dañado de la mucosa gástrica. Aquí entran en juego alimentos como el pescado blanco, las patatas cocidas o las zanahorias.
Evitar inflamación y agresiones digestivas Se eliminan los ultraprocesados, grasas saturadas, azúcares refinados y cualquier alimento que provoque inflamación, fermentación o molestias digestivas posteriores.
Más que la cantidad total de comida, lo que más impacta en la recuperación es cómo y cuándo se come:
Come entre 5 y 6 veces al día, en raciones pequeñas y fáciles de digerir. Las comidas abundantes pueden agravar los síntomas.
No dejes pasar más de 3 horas entre ingestas para evitar que el estómago vacío se irrite por exceso de ácido.
Mantén una hidratación constante con agua natural o infusiones digestivas suaves como manzanilla, melisa o regaliz desgrasado, evitando líquidos muy fríos o demasiado calientes.
Este enfoque nutricional está completamente alineado con el método especializado en nutrición digestiva que aplicamos en consulta: trabajamos la dieta como una herramienta activa de sanación, adaptada a tus síntomas, rutinas y evolución clínica.
Pechuga de pollo o pavo sin piel: Cocidas, al vapor o al horno, sin adobos ni salsas.
Pescado blanco cocido (merluza, lenguado, bacalao desalado): Siempre al vapor, hervido o en papillote.
Huevos cocidos: Hervidos o pasados por agua. Evita los huevos fritos o revueltos con grasa.
Zanahoria, calabacín, calabaza, patata: Son fáciles de digerir y suaves al tacto digestivo. Siempre bien cocidas, en forma de puré, crema o hervidas enteras.
Purés vegetales sin piel ni semillas: Puedes combinarlos con un poco de arroz blanco o sémola para hacerlos más saciantes.
Arroz blanco, sémola de trigo, copos de avena cocida: Siempre bien cocidos, sin añadidos ni condimentos fuertes.
Pan blanco sin corteza: Mejor si está ligeramente tostado o del día anterior para mejorar la digestibilidad.
Yogur natural sin azúcar ni edulcorantes artificiales: Ideal a media mañana o como merienda ligera.
Leche desnatada, mejor tibia: Fría puede generar molestias o acidez. Si no se tolera la lactosa, puede optarse por bebidas vegetales enriquecidas (como bebida de arroz o almendras suaves, sin azúcares).
Aceite de oliva virgen extra en crudo: Una cucharadita en el puré o sobre el arroz blanco es suficiente. Evita freír.
Aguacate maduro (muy blando): Aporta grasas buenas, siempre que se consuma en porciones pequeñas y bien maduro.
Las grasas saturadas y las cocciones agresivas (como la fritura o el rebozado) generan más trabajo digestivo y aumentan la producción de ácido clorhídrico. Además, los embutidos y carnes procesadas contienen conservantes que pueden irritar la mucosa gástrica.
Los condimentos fuertes como el chile, la pimienta, el vinagre o la mostaza activan la secreción ácida. Lo mismo ocurre con las salsas industriales que, además, contienen azúcar, aditivos y grasas proinflamatorias.
Los cítricos y el tomate en crudo son ácidos por naturaleza y pueden empeorar la sensación de ardor. El ajo y la cebolla, si se toman crudos, son difíciles de digerir y muy agresivos para un estómago inflamado.
Estas bebidas no solo aumentan la acidez, sino que también relajan el esfínter esofágico inferior, favoreciendo el reflujo. Además, la cafeína y el alcohol alteran el equilibrio de la mucosa.
El chocolate contiene cafeína y compuestos estimulantes que aumentan la secreción ácida. Los dulces industriales, además de ser difíciles de digerir, suelen llevar grasas trans, azúcar y aditivos que pueden agravar la inflamación gástrica.
Día | Desayuno | Media mañana | Comida | Merienda | Cena |
Lunes | Avena cocida con plátano maduro | Compota de manzana | Puré de calabaza + pollo hervido + arroz blanco | Yogur natural | Merluza al vapor + patata cocida |
Martes | Pan blanco tostado + queso fresco | Pera cocida | Puré de patata + pavo al horno + zanahoria cocida | Infusión suave + galletas blandas | Crema de calabacín + huevo duro |
Miércoles | Gachas de avena + leche tibia | Yogur natural | Arroz blanco + pescado + puré de zanahoria | Pan blanco con aguacate | Sopa de sémola + pechuga hervida |
Jueves | Puré de manzana con copos de avena | Plátano maduro | Crema de zanahoria + tortilla francesa | Infusión de manzanilla | Merluza al horno + arroz cocido |
Viernes | Leche vegetal + pan blanco con membrillo | Compota de pera | Puré de calabacín + filete de pollo + patata hervida | Yogur desnatado | Crema de verduras suaves + huevo cocido |
Sábado | Papilla de arroz con plátano maduro | Manzana asada | Arroz blanco + pavo cocido + puré de zanahoria | Galletas sin azúcar + infusión | Pescado blanco al vapor + puré de patata |
Domingo | Gachas suaves con leche vegetal | Yogur natural | Sopa de fideos + pollo desmenuzado + arroz blanco | Pan blanco con queso fresco | Crema de calabaza + huevo pasado por agua |
Estas opciones son ideales para almuerzos o cenas, fáciles de preparar y muy efectivas para cuidar el estómago:
Crema de zanahoria con pescado hervido: la zanahoria es una verdura digestiva, rica en betacarotenos que ayudan a la reparación celular, y el pescado hervido aporta proteínas magras esenciales para la regeneración de tejidos.
Arroz con calabacín y pollo desmenuzado: un plato suave y completo, donde el arroz blanco actúa como base neutra, el calabacín aporta fibra soluble y el pollo proteínas fáciles de digerir.
Puré de patata + huevo cocido + yogur natural: una combinación sencilla y saciante, perfecta para quienes buscan un menú blando pero nutritivo, con proteínas y probióticos que ayudan a equilibrar la flora intestinal.
Entre comidas, es fundamental evitar el ayuno prolongado, que puede aumentar la acidez. Aquí tienes ideas de snacks que cuidan la mucosa y mantienen la energía:
Compota de manzana sin azúcar: dulce natural, ligera y con pectina, que ayuda a calmar el sistema digestivo.
Yogur desnatado con avena cocida: un pequeño aporte de proteínas, fibra soluble y probióticos que favorecen la digestión.
Infusión de manzanilla y pan blanco tostado: la manzanilla es calmante y antiinflamatoria, mientras que el pan blanco aporta carbohidratos fácilmente digeribles.
Para personalizar aún más tu dieta, consulta las recomendaciones específicas y planes adaptados en Nutricionista Monzó – Método digestivo , donde encontrarás apoyo profesional para tu caso.
Cuidar la forma en que cocinas y comes es tan importante como elegir los alimentos adecuados cuando tienes una úlcera de estómago. Aplicar técnicas y hábitos específicos puede marcar la diferencia para aliviar molestias, evitar irritaciones y acelerar la cicatrización de la mucosa gástrica.
Aquí te dejamos algunos consejos para cocinar con úlcera y disfrutar tus comidas sin complicaciones:
Prefiere técnicas suaves como el vapor, hervido, papillote o al horno a baja temperatura. Estas formas de cocción conservan nutrientes, reducen el uso de grasas y evitan la formación de sustancias irritantes para el estómago.
Come despacio y mastica bien cada bocado. Este hábito facilita la digestión y disminuye la producción excesiva de ácido gástrico, ayudando a tu estómago a trabajar sin estrés.
Mantente erguido al menos 30 minutos después de comer para evitar el reflujo ácido, que puede empeorar la irritación y el dolor.
Evita temperaturas extremas en la comida: ni muy calientes ni muy frías. Los alimentos a temperatura templada son mejor tolerados por la mucosa gástrica sensible.
Cuando se trata de cuidar una úlcera de estómago y mejorar la salud digestiva, contar con un experto en nutrición es fundamental. Alejandro Monzó es un nutricionista especializado en alimentación terapéutica para problemas digestivos, que ofrece un enfoque personalizado, basado en evidencia científica y adaptado a las necesidades individuales de cada paciente.
Experiencia y especialización: Alejandro cuenta con amplia formación en nutrición digestiva y hormonal, ayudando a personas con úlceras, gastritis, y otras molestias gastrointestinales a través de planes alimenticios personalizados.
Atención integral: Su método no solo se centra en la dieta, sino que también incluye seguimiento constante y asesoramiento para mejorar la calidad de vida a largo plazo.
Flexibilidad y comodidad: Ofrece servicios online que permiten a sus pacientes recibir atención especializada desde cualquier lugar, facilitando el acceso y la continuidad del tratamiento.
¿Puedo comer frutas si tengo úlcera? Sí, mejor cocidas, maduras y no ácidas.
¿Es buena la avena? Sí, es suave, digestiva y aporta fibra soluble.
¿Debo dejar el café para siempre? Durante el tratamiento, sí. Luego puede reintroducirse con apoyo profesional.
¿El pan integral está permitido? No al inicio. Mejor optar por pan blanco sin corteza.
¿Puedo usar especias suaves? Evita picantes; hierbas secas como orégano o albahaca pueden tolerarse.
¿Cuánto dura la dieta para úlcera? Generalmente entre 4 y 8 semanas, siempre bajo supervisión.
Cuidar tu alimentación es un pilar fundamental cuando convives con una úlcera de estómago. Los menús para úlcera de estómago bien estructurados y adaptados pueden aliviar síntomas, favorecer la cicatrización y mejorar significativamente tu calidad de vida. Incluir un menú para úlcera gástrica que sea equilibrado, suave y nutritivo es clave para evitar molestias y potenciar la recuperación.
Recuerda que las comidas para una persona con úlceras deben ser seleccionadas con cuidado, priorizando alimentos que respeten la sensibilidad gástrica y aporten nutrientes esenciales.
Si buscas un acompañamiento profesional y personalizado para diseñar tu dieta terapéutica, no dudes en contactar con expertos en nutrición digestiva como Alejandro Monzó, quien puede guiarte en cada paso hacia una mejor salud estomacal.