Helicobacter Pylori es una bacteria que coloniza eficientemente la mucosa gástrica humana. Es la principal causa de úlceras pépticas y también puede causar gastritis y cáncer de estómago.
Generalmente, la mayoría de personas no se da cuenta de que tiene una infección por H. Pylori porque nunca se enferma. En 1986 se demostró que este microorganismo también coloniza la mucosa gástrica del niño.
El factor de riesgo más importante es el nivel socioeconómico bajo. La infección por H. Pylori es mucho más frecuente en países en vías de desarrollo, en los que más del 50% de la población puede estar infectada a los 10 años, frente al 5-10% en los países desarrollados.
Científicos señalan que el mecanismo de transmisión de H. Pylori no está claro, utilizando varias vías como orales, heces, vómitos, transmisión en sondas o endoscopios o por insectos. También puede transmitirse a través de alimentos o agua contaminados.
Se disponen de varias pruebas para el diagnóstico de esta infección, como la prueba de la ureasa, el análisis histológico, un cultivo y antibiograma, la prueba del aliento, pruebas serológicas, o, finalmente, la detección de antígenos de H. Pylori en las heces.
Los signos y síntomas de la infección por H. Pylori son múltiples y diversos. Cuando se manifiestan suelen estar relacionados con una gastritis o una úlcera péptica y comprenden los siguientes:
Eructos
Mal sabor de boca
Sangrado de encías
Náuseas o vómitos
Dolor de estómago (que remite con la ingesta)
Acidez, reflujo y ardores
Sensación de pesadez gástrica o saciedad precoz
Distensión abdominal, gases e hinchazón
Pérdida de apetito y de peso
Anemia
Cansancio y fatiga
En los últimos años, el desarrollo y la creciente expansión de H. Pylori han llevado a los servicios de salud a desarrollar estrategias de prevención y tratamientos que eviten que las tasas de infección aumenten, donde la terapia médico-nutricional es esencial.
Las infecciones de H. Pylori por lo general se tratan con al menos dos antibióticos diferentes al mismo tiempo. Esto ayuda a evitar que la bacteria se vuelva resistente a un determinado antibiótico, junto con medicamentos reductores de ácido, para ayudar a curar el estómago.
Por otro lado, se ha demostrado que la presencia de H. Pylori puede afectar los niveles de hierro, B12 y vitaminas C y E, causando deficiencia de los mismos (figura 1.). El alto consumo de sal puede aumentar el riesgo de infección permanente. Sin embargo, algunos nutrientes, como el licopeno, la alicina, la capsaicina, tienen efectos positivos sobre H. Pylori.
Figura 1. Infección por H. Pylori y dietoterapia. Fuente: Diseases, 2021.
Si bien es cierto en los casos que la infección por H. Pylori se asocie a úlcera péptica, sobre todo en la fase aguda algunas personas se pueden beneficiar de las recomendaciones nutricionales y de estilo de vida que a continuación se detallan:
Lavarse las manos después de usar el baño y antes de comer
Comer alimentos preparados adecuadamente
Beber agua de fuentes limpias y seguras
Fumar es un hábito irritante e inflamatorio que agrava los síntomas de H. Pylori por lo que se debe evitar su consumo
Se debe mantener una dieta blanda y de protección gástrica, que incluya: cereales refinados (pan blanco, pasta, arroz, cuscús, papillas de cereales) y féculas (patata hervida o al vapor); carnes y pescados blancos; huevos; lácteos naturales y poco grasos; verduras y hortalizas cocinadas o en puré; frutas maduras o cocidas o en compotas; legumbres en puré y pasadas por el chino; pequeñas cantidades de grasas, como aceite de oliva, aguacate o mantequilla; y, finalmente, bebidas como agua, infusiones y caldos.
Se debe comer pocas cantidades varias veces al día
Es preferible que la comida esté tibia, no muy fría ni muy caliente
Se cocinará con poca sal, sin condimentar y con poca adicción de aceite
Tratar de comer despacio y masticar bien los alimentos
Reposar un rato tras las comidas
Es importante evitar: el alcohol; bebidas y sustancias excitantes como el café, té, mate y cacao; los zumos y bebidas con gas, el consumo de cítricos (tomates, piñas, kiwis, mandarinas…); vegetales flatulentos, como la coliflor, coles de Bruselas, alcachofas; alimentos ricos en grasas, como embutidos, gratinados, lácteos enteros, carnes rojas, fritos y rebozados; alimentos insanos como bollería, chocolates, salsas, patatas fritas; y, finalmente, el picante
En definitiva, la figura del médico y nutricionista es importante tanto en la detección como en el tratamiento adecuado de la infección por H. Pylori.
Si necesitas asesoramiento nutricional puedes solicitar cita y abordaremos tu caso conjuntamente
Alejandro Monzó Elvira. Dietista-Nutricionista. COL. CV01348